Something Old, Something New, Something Borrowed… and Something True
Hay un viejo refrán que escuchamos en las bodas:
“Algo viejo, algo nuevo, algo prestado y algo azul.”
Se supone que es un amuleto de buena suerte para el matrimonio, pero cuando lo escuché de nuevo hace poco, algo hizo clic en mi mente. Me recordó la manera en que pienso sobre la creatividad.
A veces imaginamos la creatividad como un rayo que nos cae de repente, una chispa que surge de la nada. Pero cada vez estoy más convencido de que la creatividad no nace de un vacío. Surge cuando reunimos cosas que ya existen —ideas, recuerdos, aprendizajes, creencias— y las dejamos derretirse juntas hasta que algo nuevo emerge.
Por eso me gusta esa frase de boda. Creo que también describe el corazón de lo que significa crear.
Algo viejo
En lo creativo, “lo viejo” son nuestras raíces: la familia que nos formó, las memorias, los referentes que llevamos desde niños. Es esa receta que tu abuela hacía, esa canción que te marcó, esa foto que te recuerda por qué empezaste.
Cada vez que creo algo, inevitablemente llevo conmigo todo lo que ya he vivido. Lo viejo no es un estorbo; es el punto de partida. Nos recuerda que no inventamos en un vacío.
Algo nuevo
Crear también es abrir espacio para el futuro: nuevas herramientas, nuevas preguntas, nuevos retos. Es lo que nos mantiene en movimiento, lo que nos hace salir del terreno conocido.
Para mí, lo nuevo no reemplaza lo viejo; lo despierta. Es como si las raíces encontraran una razón fresca para seguir creciendo.
Algo prestado
Aquí está lo que más me gusta de la creatividad: no solo se trata de lo que ya llevamos dentro. Se trata también de lo que tomamos prestado de otros.
Aprendemos viendo el trabajo de alguien más. A veces no copiamos literalmente, sino que adoptamos su enfoque, su manera de mirar un problema, su lenguaje visual. Ese préstamo enriquece nuestra propia voz.
Y, siendo sinceros, ninguna idea florece sin el riego de otras manos.
Algo azul
En el refrán nupcial, el azul representa fidelidad, fe, compromiso.
En lo creativo, yo lo entiendo como filosofía: aquello en lo que creemos, lo que respiramos, lo que da dirección a nuestra búsqueda.
En mi caso, es mi fe cristiana. Para mí, la creatividad no solo refleja a un Dios creativo, sino que en ese proceso de reflejarlo, mi vida misma se convierte en un acto de adoración. Creo que cuando funciono de acuerdo con el propósito para el que fui creado, le doy gloria a Aquel que me creó.
Ese es mi “azul”: el elemento que sostiene y le da sentido a todo lo demás.
Como dice Romanos 1:20 (NTV):
“Pues desde la creación del mundo, todos han visto los cielos y la tierra. Por medio de todo lo que Dios hizo, ellos pueden ver a simple vista las cualidades invisibles de Dios: su poder eterno y su naturaleza divina.”
Para mí, la creatividad —cuando fluye de acuerdo con el propósito para el que fuimos creados— refleja a ese Dios creativo y le da gloria.
Un nuevo todo
Cuando reunimos lo viejo, lo nuevo, lo prestado y lo que es esencialmente nuestro, pasa algo curioso: el resultado suele parecer fresco, distinto, a veces incluso original.
No porque haya surgido de la nada, sino porque la combinación es única. Como un matrimonio: dos personas que traen su historia, sus aprendizajes, sus sueños y su fe… y juntos se convierten en algo que antes no existía.
Creo que la creatividad funciona de manera similar. No necesitamos que las ideas salgan de la nada. Necesitamos mezclarlas con verdad, con memoria, con propósito.
Veinte años creando y quince años amando
Este año ha sido especial para mí. Celebro 20 años de Elysanta Photography y, al mismo tiempo, 15 años de matrimonio con mi esposa.
Es inevitable reflexionar sobre el camino recorrido.
Mientras pienso en mi vida personal, en mi fe y en mi trabajo creativo, descubro que estas reflexiones no están separadas. Mi matrimonio, mi llamado creativo y mi propósito espiritual se entrelazan. Las mismas cosas que fortalecen una relación duradera —la fidelidad, el aprender a crecer juntos, el honrar lo que recibimos del pasado y lo que construimos para el futuro— también sostienen una vida creativa que perdura.
Entender esto me hace valorar más el viaje. Y me recuerda que crear no es solo producir cosas nuevas: es participar en algo eterno.
Al final, la creatividad no es solo una chispa.
Es un encuentro.
Y cuando logramos esa fusión honesta —raíces, futuro, aprendizajes de otros y fe— creamos cosas que no solo son nuevas, sino que tienen sentido, que tocan algo profundo y que pueden perdurar.
- Eli S. Santa


Comentarios
Publicar un comentario
Valoramos mucho tus comentario y siempre nos honra tu participación. Gracias por tomar el tiempo de escribir. Elysanta