¿Todo es casualidad? Lo que el elefante del circo nos enseña sobre las Estrategias de Marketing


Hace unos días, tuve una conversación con unas amistades sobre lo espontáneos e inesperados que parecen algunos sucesos en el mundo del espectáculo, las marcas, los productos y los artistas. Hablábamos de cómo ciertas publicaciones, lanzamientos, colaboraciones y “momentos virales” nos toman por sorpresa… pero que, en realidad, casi nada de eso es casualidad.

Muchas veces no nos damos cuenta de que estas compañías, marcas y figuras públicas están constantemente creando narrativas intencionales. Narrativas que, cuando se entrelazan con consistencia, terminan generando el efecto deseado: dirigirnos a desear, comprar, participar, a consumir. Y esa era, desde el principio, la verdadera intención.

La mayoría de las cosas que vemos no son accidentes felices ni golpes de suerte. Son parte de una estrategia. Son piezas colocadas cuidadosamente en el tablero para mover hacia adelante una agenda específica. Durante la conversación, les compartí una historia que escuché en un libro de mercadeo y que, para mí, lo resume todo de forma brillante.

Es una historia sencilla, casi infantil, pero tremendamente poderosa para explicar qué es realmente una estrategia de marketing.

Y dice así…

Imagina que un circo llega a un pequeño pueblo.

Para anunciarlo, colocan un cartel que dice:

“El circo estará este sábado en el campo de juegos del pueblo.”

Eso, sin duda, es publicidad. Un mensaje claro, directo, colocado para que la gente lo vea.

Pero los organizadores quieren más impacto. Así que deciden poner el cartel sobre un elefante y lo hacen caminar por el centro del pueblo. Todos lo ven, los niños gritan emocionados, y los adultos sacan sus teléfonos. 

Ahora estamos hablando de promoción.

Todo iba bien hasta que el elefante, en su paseo, pisa sin querer las flores del jardín del alcalde.

Al otro día, el incidente sale en las noticias locales:


“El circo llega al pueblo… ¡y el elefante pisa el jardín del alcalde!”

Esto, aunque no fue planeado, se convierte en relaciones públicas.

Lo curioso es que el alcalde no se molesta. De hecho, se ríe, y hasta dice en la radio que irá al espectáculo con su familia.

Entonces, eso ya es marketing.

Cuando llega el día del circo, todo está impecable: el show es mejor de lo que la gente esperaba, los niños se van felices, los adultos también, y todos comienzan a recomendarlo.

Al año siguiente, vuelve el circo, y esta vez la gente llega sola, con amigos y vecinos.

Eso es branding.

Si todo esto fue pensado desde el primer día —desde el cartel hasta la sonrisa del alcalde—, lo que vimos fue una estrategia completa de marketing inteligente.


EL FIN

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Cierre

Muchas veces, en vez de observar el marketing con ojos críticos de consumidor, deberíamos mirarlo como profesionales en crecimiento. Es cierto, el marketing puede usarse para manipular, y no todos lo emplean con ética. Pero cuando lo usamos con intención, creatividad y un corazón correcto, se convierte en una herramienta poderosa para conectar, servir y construir confianza.

Planificar, contar historias y diseñar experiencias no es solo para las grandes marcas. También está en nuestras manos. No se trata de hacerlo todo, sino de tener claridad sobre nuestro rol y cómo proyectarlo con autenticidad.

Si este contenido te inspira, te invito a seguirme, compartirlo y estar pendiente a lo que estamos creando. Porque crecer con propósito siempre es mejor cuando lo hacemos en comunidad.

Como dijo Séneca: “La suerte es lo que sucede cuando la preparación se encuentra con la oportunidad.”

Y prepararte con intención es la mejor forma de abrirle la puerta a ese momento.

Créditos

Una versión ilustrada de la famosa analogía del marketing del elefante y el circo. Inspirada en ejemplos usados por Kotler, Jef Richards y muchos profesionales del área. Adaptación visual y concepto gráfico por Eli S. Santa de Elysanta Photography | elysanta.com


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